jueves, 18 de noviembre de 2010

Comiendo cordero en un castillo medieval…


Ahora si sabemos que sienten lo astronautas cuando  llegan a la luna, hemos visto un paisaje que se puede describir como “LUNAR”
La llegada a la Capadocia fue sorprendente, en el medio de una gran estepa se abre la tierra en dos y emergen cientos de torres de piedra que están agrupadas  en diferentes montículos a lo largo del valle, hoy en día  se puede apreciar que  muchos de ello tienen  forma de queso Gruyere, ya que  Vilma, Pedro y todos sus colegas pasaron una temporada por aquí y el resultado fue, casas de dos y tres plantas dentro de esos montículos de piedras.

Pero la sorpresa  continúa cuando te enteras que  en  el mismo valle 
se encuentran varios pueblos subterráneos, nosotros decidimos visitar uno de ellos  el cual tiene 7 pisos de profundidad en forma de laberintos. después  de pagar las 15 liras de la entrada comenzamos a descender cuando se nos acerco Safir  conocido como el pequeño  veloz  guía local ,después  de un breve regateo nos pusimos de acuerdo , Safir  nos guío através del tiempo y esta espectacular ciudad subterránea ,con un castellano bastante fluido  nos contó que  los  Hititas  fueron lo pioneros de esta construcción  en el año 200 A.C. e hicieron 2 plantas hacia abajo donde se encontraban las diferentes habitaciones, cocinas comunitarias, baños  almacenes de comida y vino;  todo estaba preparado para las 2.000 personas que vivían allí,  después  las ciudades   estuvieron  abandonadas  durante 500 años aproximadamente  hasta que las descubrieron  los cristianos  en el siglo  III  y continuaron la socavación hasta llegar  a  la séptima planta  donde encontraron agua , aquí  llegaron a vivir 5.000 personas durante 1.000  años. Los cristianos utilizaban estas ciudades para refugiarse de los enemigos y podían estar hasta  6 meses sin salir.
Despedirse de un lugar así es muy difícil ya que en todo momento estas dentro del decorado, pero si, nos tuvimos que marchar. En dirección  sureste poco a poco nos fuimos metiendo en las áridas montañas del Kurdistán turco, y hoy nos encontramos en plena fiesta musulmana en el  corazón kurdo en un pueblo de no mas de 100 casas (Savur), Comiendo cordero, en un castillo medieval.
Mañana nos esperan los 430 kilómetros  que nos separan  de  Irán, si todo sigue igual de bien que hasta el momento el viernes después de cruzar el paso fronterizo de Esendere (Turquía) y  Isgeh su (Irán)   estaremos pisando tierras persas…