AQUI ESTAMOS, EN EL ECUADOR DEL VIAJE...
Así es la India para nosotros, espero no herir ningún sentimiento.
Es como un gran carnaval, como mucha alegría, colores y ruidos para los vencedores, aquellos a la cual la vida les fue muy generosa o simplemente nacieron con un buen karma
Pero también es gris, fría y hambrienta para los vencidos, aquellos que la suerte les jugo una mala pasada y no solo tienen que vivir este calvario sino también ser pisoteados por alguna casta mas alta.
Como ya aviamos dicho en otro relato es extrema por donde la mires, y aquí van algunos datos: en una población que se calcula en unos 1,200 millones de habitantes el 4 % son millonarios (4, 800,000 personas) el 60% son de clase media (720, 000,000 personas) y el resto son todos aquellos que te encuentras en las calle tratando de sobrevivir, todo esto se mezcla con las 30 religiones declaradas y las 120 lenguas y dialectos.
Y por suerte no hemos entrado en otro sorprendente censo indio mas de 200,000 personas mueren al año en accidente de carreteras.
Aquí estamos en el ecuador del viaje, sentados en la cama de una habitación de película de terror, tratando de descifrar los grafitos cutres que se mezclan con las manchas de humedad de las paredes que nos rodean, y el manager del hotel sentado detrás de una recepción enrejada nos decía con aires de grandeza que el hotel estaba a tope ya que es temporada alta.
Este es el momento en el cual hay que dar el siguiente paso y Calcuta, lugar donde nos encontramos, nos hará de trampolín. La moto ya se encuentra en las almacenes del aeropuerto, esta vez optamos por contratar un despachante para que nos gestione los papeles de salida de la moto, pero nosotros nos hicimos cargo del embalaje ya que la caja de madera que nos ofrecían, creemos que se desarmaría antes de llegar al aeropuerto y también seria demasiado pesada algo que no interesa cuando se paga por kilo, es por ello que la hicimos de aluminio en el patio del hotel.
Con los materiales listos y algunas herramientas que nos presto amablemente el dueño del restaurante que esta frente al hotel comenzamos a trabajar, fue ahí cuando apareció Kiu, un japonés con acento mexicano, el bueno hombre al Pasar y ver el despliegue y la matricula española, se acerco y se ofreció a echarnos una mano. Ya con Kiu unido al equipo, continuamos desarmando la moto para achicar el volumen. Luego empezamos con la fabricación de una estructura que necesitaba ser liviana pero muy fuerte ya que debería aguantar los 240 Kg . de la moto.
Prueba superada, la moto ya esta dentro de una sólida estructura de aluminio esperando embarcar, y también paso la prueba de fuego, recorrer los 15 Km . que separan el hotel del aeropuerto por un camino llenos de baches y lomas de burro sobre un mini camión destartalado.
El domingo a las 22 hs embarcaremos los tres hacia nuestro próximo destino. La próxima semana rodaremos por las carreteras tailandesas, en pantalones cortos y con algún sumo de fruta tropical en la mano.